Evangelio Joven, Jóvenes SS.CC., PJV

Comentario al Evangelio Joven del 22 de diciembre de 2024, IV Domingo de Adviento, ciclo C

Autor: Claudia Hernández, novicia sscc

En aquellos mismos días, María se levantó y se puso en camino de prisa hacia la montaña, a un a ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.
Aconteció que, en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y, levantando la voz, exclamó:
«¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? Pues, en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Bienaventurada la que ha creído, porque lo que le ha dicho el Señor se cumplirá».

Evangelio según San Lucas (1,39-45)

Salir al encuentro

María, al enterarse de la noticia de que su prima está embarazada, enseguida, se levanta, y se pone en camino, en búsqueda del encuentro con Isabel que tanto desea.

María, una joven cualquiera de Nazaret, acaba de recibir la visita del Ángel, en medio de su vida cotidiana. No sabe muy bien lo que va a pasar, pero se dispone, y le deja a Dios hacer en su vida a través de su hágase. En este momento, se entera también de que su prima está embarazada, y saliendo de su situación personal, decide ponerse en camino. El encuentro con Dios la ha transformado, y esa experiencia la lleva a estar abierta a la novedad, a perder el control, poniendo la confianza en ese Dios que ha hecho en ella grandes cosas. María, sale de Belén, de su entorno conocido y en su camino a Ain Karim, te mira hoy y te pregunta: ¿de dónde tienes que salir tú?

María, recorre un largo camino: cinco días, caminando entre pequeñas montañas y con el calor encima, pero permaneciendo, gracias a ese deseo de encontrarse. No pierde el horizonte. Qué difícil nos es a veces salir al encuentro: mirar al otro a los ojos, pararnos ante la vida de la otra persona, reconocerla… El verdadero encuentro es personal, es un tú a tú con la vida del otro. María hoy nos invita a la apertura, al contacto, al reconocimiento. A dedicarnos tiempo unos a otros, a escucharnos, y a mirar la vida del otro con verdadero interés. ¿Cómo está mi deseo de encontrarme con los otros? ¿Y con Dios?