“Contemplar, vivir y anunciar el amor de Dios encarnado en Jesús”
Contemplar
“La celebración eucarística y la adoración contemplativa nos hacen participar de las actitudes y sentimientos de Jesús ante el Padre y ante el mundo” (Const. 5). La dimensión contemplativa es fundamental para nosotros, en ella encontramos la fuente y cumbre de nuestro ministerio apostólico.
Vivir
«Vivimos nuestra vocación y misión en comunidad. La sencillez y el espíritu de familia son el sello de nuestras relaciones” (Const. 7). Formamos comunidades de hermanos que buscan ser testimonio de la Buena Noticia a través de un trato sencillo, cercano y humilde.
Anunciar
“Nuestra misión nos urge a una actividad evangelizadora. Esta nos hace entrar en el dinamismo interior del amor de Cristo por su Padre y por el mundo, especialmente por los pobres, los afligidos, los marginados y los que no conocen la Buena Noticia” (Const. 6). Buscamos ser agentes de comunión en el mundo, identificándonos con la obra reparadora de Jesús.