Evangelio Joven, Jóvenes SS.CC., PJV

Comentario al Evangelio Joven del 9 de marzo de 2025, I Domingo de Cuaresma, ciclo C

Autor: Alberto Toutin ss.cc.

En aquel tiempo, Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán y durante cuarenta días, el Espíritu lo fue llevando por el desierto, mientras era tentado por el diablo.
Todo aquel tiempo estuvo sin comer, y al final sintió hambre.
Entonces el diablo le dijo: «Si eres Hijo de Dios, dile a esta piedra que se convierta en pan.»
Jesús le contestó: «Está escrito: No sólo de pan vive el hombre».
Después, llevándole a lo alto, el diablo le mostró en un instante todos los reinos del mundo y le dijo: «Te daré el poder y la gloria de todo eso, porque a mí me lo han dado, y yo lo doy a quien quiero. Si tú te arrodillas delante de mi, todo será tuyo.»
Jesús le contestó: «Está escrito: Al Señor, tu Dios, adorarás y a él solo darás culto».
Entonces lo llevó a Jerusalén y lo puso en el alero del templo y le dijo: Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo, porque está escrito: «Encargará a los ángeles que cuiden de ti», y también: «Te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece con las piedras».
Jesús le contestó: Está mandado: «No tentarás al Señor, tu Dios».
Completadas las tentaciones, el demonio se marchó hasta otra ocasión.

Lectura del santo evangelio según san Lucas 4, 1-13

Amor ‘loco’

En este inicio de cuaresma, el evangelio nos adentra en Jesús, llevado por el Espíritu al desierto. El desierto es el lugar que refleja nuestra radical indigencia, pues necesitamos de muchas cosas y sobre todo, de los otros para vivir. También es el lugar de la soledad, del descubrimiento de nuestras pulsiones de vida y de muerte que nos atraviesan por dentro. Es un lugar donde nos asomamos al abismo que es cada uno de nosotros. En la piedad de Israel, el desierto es también el lugar del primer amor de Dios por su pueblo. En la larga travesía del desierto, el pequeño grupo de Israelitas, que huía de Egipto y se encaminaba a la tierra prometida, descubre el hondo amor que Dios tiene por este grupo que quiere hacer de él, su pueblo.  El Evangelio nos dice además, que Jesús es tentado por el demonio. En efecto el tentador aparece con pretensiones religiosa, pues pide adoración y con poderes extraordinarios.  Pero la tentación de fondo, que arrecia el corazón de Jesús y sus tripas comienza con el hambre.

“Mas listo que el hambre” reza un dicho. Hay ilusiones y recursos para enfrentarlas que se descubren en el que padece hambre. El combate se juega en un campo radical. Se trata entre ceder a una imagen de un Dios todopoderoso que estaría al servicio de nuestra voluntad de poder y de dominio sobre los otros e incluso sobre la propia vida o de confiar en un Dios de un poder humilde que se toma en serio la libertad del ser humano que lo busca, escucha su voz  y lo adora.  Guiado por el Espíritu y tentado por el demonio, Jesus aparece “capitán de su propia alma”, al mismo tiempo capaz de empeñar su libertad para poner a Dios en el centro de sus opciones. El texto concluye, diciendo que el tentador se marchó hasta otra ocasión. Y las tentaciones entre las imágenes de Dios anteriormente descritas lo acompañaron hasta el final, en la Cruz. La tentación, una vez más, fue de bajar de la cruz o hacer llamar una escuadra de ángeles que lo hubieran defendido del morir vulnerable. Y la opción de Jesus, será de nuevo, poner su confianza incondicional en las manos de Dios, su Padre y así manifestar su amor “loco” por todos.

En este tiempo de cuaresma, donde se nos invita a la oración, a la limosna y al ayuno, entre otras obras, cuyo sentido es volver a poner a Dios de Jesus, en el centro de nuestras opciones. Que nuestra oración se haga eco de los anhelos de paz de nuestro mundo, que la limosna sea un signo de que lo que somos y tenemos es para compartirlo con los pobres, y el ayuno para sentir en el propio cuerpo la urgente solidaridad con los que no tienen para comer, y el hambre y sed de Dios. Buen tiempo de cuaresma para todos.