Evangelio Joven, Jóvenes SS.CC., PJV

Comentario al Evangelio Joven del 19 de enero de 2025, II Domingo del Tiempo Ordinario Ciclo C

Autor: Francisco Cruz Rivero sscc

EN aquel tiempo, había una boda en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús y sus discípulos estaban también invitados a la boda.
Faltó el vino, y la madre de Jesús le dice:
«No tienen vino».
Jesús le dice:
«Mujer, ¿qué tengo yo que ver contigo? Todavía no ha llegado mi hora».
Su madre dice a los sirvientes:
«Haced lo que él os diga».
Había allí colocadas seis tinajas de piedra, para las purificaciones de los judíos, de unos cien litros cada una.
Jesús les dice:
«Llenad las tinajas de agua».
Y las llenaron hasta arriba.
Entonces les dice:
«Sacad ahora y llevadlo al mayordomo».
Ellos se lo llevaron.
El mayordomo probó el agua convertida en vino sin saber de dónde venía (los sirvientes sí lo sabían, pues habían sacado el agua), y entonces llama al esposo y le dice:
«Todo el mundo pone primero el vino bueno y, cuando ya están bebidos, el peor; tú, en cambio, has guardado el vino bueno hasta ahora».
Este fue el primero de los signos que Jesús realizó en Caná de Galilea; así manifestó su gloria y sus discípulos creyeron en él.

Lectura del santo evangelio segun san Juan (2,1-11)

Haced lo que Él os diga

Este tiempo ordinario del año litúrgico C lo comenzamos con este pasaje del Evangelio de Juan. En él se nos narra el primero de los signos que hace Jesús según este evangelista. Y, ¿en qué consiste este signo?, y ¿qué significa?

Este signo es la conversión del agua, con que se habían rellenado las tinajas de piedra, en vino, en el mejor vino de la boda.

¿Qué significa este signo? Tiene un significado programático. No olvidemos que está al comienzo del Evangelio de Juan. Todo él está construido bajo la clave del amor a través de la simbología de los esponsales. Simbología de la que van apareciendo pistas a lo largo de todo el cuarto Evangelio.

Un elemento importante es que el mayordomo, cuando prueba el vino, sin saber su origen, llama al novio, pues este es el que pone el novio. Así, aunque el mayordomo se dirige al novio de esta boda, el que ocupa realmente su lugar, poniendo el vino, es Jesús, que aparece como el novio que provee el vino, el mejor vino. El vino es símbolo de alegría, fiesta, derroche, encuentro…

Si el novio es Jesús, ¿quién es la novia?, ¿por quién está representada la novia? Esta está representada por María, a la que Jesús llama en el diálogo con ella «mujer». Y es esta «mujer», como si fuese la novia, la que llama al novio, es decir, a Jesús, porque no hay vino. La novia es representada también por las tinajas de piedra, que están vacías, secas, frías, muertas… Es decir, Jesús es el novio que viene a la novia y con su amor la llena de vida, alegría…

Así es Jesús. Él viene a nuestra existencia para llenarnos de vida.

Pero, aún no es su hora. Este es el signo programático de lo que Jesús quiere hacer con la humanidad, contigo. Es una promesa, una invitación. La simbología nupcial se realizará al final del Evangelio.

Esta invitación también queda situada al comienzo del año litúrgico. A lo largo del cual recordamos la vida de Jesús, sus palabras y sus acciones. Jesús se va acercando, nos habla al corazón, nos enamora… ¡Ojalá al final del año litúrgico le hayamos dejado que se acerque, que nos muestre su amor, que nos seduzcan sus palabras! ¡Ojalá al final del año litúrgico nos hayamos dejado conquistar por Jesús, experimentemos su vida, vida en abundancia, su alegría…! ¡Ojalá nuestra vida sea fiesta, aunque haya dificultades, porque nos sostiene y alegra el estar con Él!

Quizá, si tu corazón, si tu vida está como esas tinajas, las palabras de María te den una pista, «haced lo que Él os diga». Si los sirvientes nunca hubiesen llenado las tinajas de agua, nunca hubiese habido vino. Si se hubiesen dejado llevar por la pereza, por hacer otra cosa, por considerar una tontería lo que les había pedido aquel invitado a la boda…, no habría habido vino. El Señor da mucho más de lo que pide. Atrévete a dárselo y atrévete a abrirle el corazón para que haga de tu vida una fiesta.