Evangelio Joven, Jóvenes SS.CC., PJV

Comentario al Evangelio Joven del 1 de diciembre de 2024, I Domingo de Adviento Ciclo C

Autor: María del Mar Pérez sscc

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y el oleaje, desfalleciendo los hombres por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues las potencias del cielo serán sacudidas.
Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y gloria.
Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación.
Tened cuidado de vosotros, no sea que se emboten vuestros corazones con juergas, borracheras y las inquietudes de la vida, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra.
Estad, pues, despiertos en todo tiempo, pidiendo que podáis escapar de todo lo que está por suceder y manteneros en pie ante el Hijo del hombre».

Lucas 21,25-28.34-36

Tres propuestas esenciales

Tres llamadas en un evangelio escrito con lenguaje enigmático, trágico, apocalíptico. Un estilo literario propio de quien quiere remitir a lo esencial. Más allá del género en que se escribe, que puede resultar un poco extraño, a tener en cuenta estas tres propuestas:

  1. Alzar la cabeza. Hace unos años se utilizó en la campaña de algún medio de comunicación una frase parecida a ésta para promover un uso saludable del móvil. ¡Qué importante alzar la cabeza, salir de aquello que nos encorva, que nos encierra en nosotros mismos, que nos deprime y no nos permite mirar con horizonte, con amplitud!
  1. Cuidar de nosotros mismos y estar despiertos. Las dos siguientes propuestas o invitación es a vivir conscientes, priorizando y eligiendo con lucidez en lugar de dejarnos llevar por los agobios e inquietudes, o bien, por aquello que nos desconecta de nosotros mismos: ¿Qué me agobia, me inquieta? ¿Cuáles serían mis “borracheras, juergas”, aquello que me desconecta a mi y de los demás, del mundo, de Dios…? Al fin y al cabo, ¿qué nos roba la atención?
  1. Mantenerse en pie. Se nos invita también a vivir con solidez, con entereza. Esto lo deseamos y apreciamos especialmente cuando llega la dificultad (una enfermedad o muerte inesperada, un imprevisto que nos fuerza a un cambio de vida importante…). Sin embargo, el ser capaces de permanecer cuando todo se tambalea, no se improvisa. ¿Dónde, en quién sostienes la vida y pones tus esperanzas? ¿Cuáles van siendo tus certezas, el suelo que te ayuda a mantenerte en pie aunque todo a tu alrededor pueda caerse?