«¿No ardía nuestro corazón…?» es el título del artículo que nuestra coordinadora de Educación SSCC, Pilar Colao, firma este mes para el boletín interno Info SSCC que la Congregación publica desde la Casa General de Roma.
En el mismo, Pilar Colao reflexiona, tras la puesta en marcha del grupo Carisma de la Provincia, sobre cómo las palabras clave del carisma de los Sagrados Corazones cobran más sentido, nos impulsan y nos inspiran, cuando descubrimos la total relación con la invitación del Papa a volver al Corazón de Jesús, dejarnos transformar por Él y convertirnos en instrumentos de fraternidad y humanidad.
Reproducimos el artículo a continuación:
«¿No ardía nuestro corazón…?»
Tratando aun de recolocar las emociones que nos han invadido con la marcha de Francisco y la renovada esperanza que nos transmite el nuevo Papa, el tiempo de este curso escolar se nos escapa. Un curso que, para los seis colegios que formamos la Provincia Ibérica, ha estado marcado por la puesta en marcha del “Grupo Carisma”. El V Capítulo Provincial, en clave de discernimiento, nos interpela sobre la necesidad de la transmisión del carisma y la misión compartida. A esta petición, la respuesta fue la creación de un grupo de religiosos y laicos llamados a orientar a nuestros colegios y caminar al lado de quienes los cuidan para facilitar el encuentro con el Dios de Jesús, desde la mirada SSCC.
Dios iluminó a Francisco para regalarnos en ese momento justo su encíclica Dilexit nos como hoja de ruta a este neonato equipo lleno de preguntas, fragilidades, temores, dispuesto a abrir su corazón y ponerse en camino. En nuestro proceso de formación… inacabado, siempre inacabado, se afianzan los matices que la Congregación aporta a la iglesia, y que podemos nombrar a través de nuestras palabras clave:
–El Corazón de Jesús, adentrarse en la intimidad de Jesús.
–El corazón de María, modelo para entrar en el corazón de Jesús.
–Las cuatro edades, que nos permiten imitar a Jesús es los distintos momentos de nuestra vida.
–La Eucaristía y la adoración, que nos hace presente siempre su entrega y sentirlo próximo de una manera concreta.
–El Celo: la pasión a la hora de mirar, vivir y anunciar. La reparación: atender las heridas.
–El espíritu de familia, que acoge siempre y a todos.
Todas ellas cobran más sentido, nos impulsan y nos inspiran, cuando descubrimos la total relación con la invitación del Papa a volver al Corazón de Jesús, dejarnos transformar por Él y convertirnos en instrumentos de fraternidad y humanidad. Porque Francisco habla de la centralidad del corazón como lo más íntimo de la persona, del amor incondicional de Cristo, de la reparación, del compromiso social, de la comunidad, de la misión y como en ese corazón de Jesús se hace uno el amor humano y el amor divino, y nos muestra que estamos capacitados para amar de manera más auténtica.
Francisco nos dice: “nos ama”, el Buen Padre y la Buena Madre se sintieron amados, San Damián permanece en el lugar donde siente ese amor… El grupo Carisma ha experimentado durante todos estos meses de trabajo ese amor transformador y desea compartirlo.
Terminamos el curso con nuestros corazones inundados de gratitud por todo el camino recorrido, teniendo presente, como los de Emaús, aquello de: “¿No ardía nuestro corazón…?”.