En la mañana del 3 de julio de 2024 ha fallecido nuestro hermano Florentino Fernández Mayor en la comunidad de El Escorial (Madrid). Unos días antes había sido ingresado por rotura de cadera y el día previo al fallecimiento descubrieron un fallo en los riñones que resultó ser determinante para su salud. La comunidad de El Escorial, el personal de la enfermería y el médico de casa estuvieron muy pendientes de Florentino desde que llegó hace unos meses a esta comunidad.
Florentino era cántabro. Nacido en Viveda el 6 de enero de 1929. Sus padres se llamaban Alfredo y María. Eran siete hermanos, de los que aún vive Vidal, el más pequeño.
Su historia con la Congregación empezó durante la Guerra Civil. Por un breve período fue el único alumno interno en el Colegio de Torrelavega. De esta manera, no tenía que ir y volver cada día del colegio a Barreda donde vivía su familia. Al terminar la guerra ingresó en la Escuela Apostólica de los Sagrados Corazones de Miranda de Ebro y después pasó a hacer el noviciado en El Escorial, donde profesó como religioso de los Sagrados Corazones el 29 de septiembre de 1947. Tras los estudios eclesiásticos hizo la profesión perpetua el 29 de septiembre de 1950 en Miranda de Ebro. Recibió la ordenación sacerdotal el 28 de septiembre de 1952 en El Escorial.
Su primera experiencia como profesor fue en el Colegio SSCC de Martín de los Heros los cursos 1953 a 1955. De ahí fue destinado a Miranda de Ebro donde se dedicó a la Escuela Apostólica como prefecto de mayores y profesor de varias generaciones de los actuales hermanos mayores de la Provincia. En 1968 fue destinado a la comunidad de Torrelavega donde estuvo 7 años. Los tres últimos fue elegido Consejero Provincial. Pasa luego un trienio en el Colegio Virgen de Mirasierra y otros dos cursos en el Colegio de Barcelona. Ya en 1980 regresa a Miranda de Ebro donde fue Director entre los años 1984 y 1991. De ahí pasó a ser Director del Colegio Virgen de Mirasierra. Entre 1994 y 1999 fue el encargado de la Comunidad de El Escorial y organizó la enfermería. En 1999 pasa a vivir a Torrelavega y durante 25 años se dedica a las parroquias de Santos Justo y Pastor y de Nuestra Señor de la Paz, además de colaborar en todo lo que se le solicita en la ciudad y en los colegios de la Congregación.
En febrero de 2024, después de ver muy limitada su actividad, fue enviado a la comunidad de El Escorial. En aquella conversación, me dijo que se sentía afortunado porque “qué mejor cosa que dejar uno su tierra para poder acompañar a los hermanos mayores. Esto es todo lo que puedo hacer por Dios ahora”. Florentino, como tantos otros, tienen esa libertad y generosidad profundamente religiosa, fruto seguro de una vocación madurada poco a poco en el contacto con el Señor.
Hace un rato recibía una palabras de otro hermano cántabro que le conocía bien y que reproduzco a continuación:
“A la misma hora que vosotros estéis despidiéndolo en El Escorial yo estaré en San Marcos celebrando la Eucaristía y me acordaré de él, de vosotros y de su familia y la mucha gente que le recuerda agradecida. Porque Florentino es de esas personas cuya humanidad y bondad han ido creciendo a lo largo de toda su vida y han podido ser experimentadas por muchos y, a medida que sus fuerzas físicas iban disminuyendo, lo hemos podido reconocer más aún.
Conocí a Florentino hace ahora cuarenta años, en el verano de 1984, cuando él tenía sólo un año más de los que tengo yo ahora. Cuando llegué interno a Miranda de Ebro, él empezaba como director del Colegio, sucediendo a Enrique Losada, y tenía al mismo tiempo más de veinte horas de clase a la semana, ayudaba a Luis López en la atención al internado y colaboraba con la iglesia del convento, en la que entonces se celebraban aún varias misas los domingos. Ha vivido, trabajado y ejercido tareas de dirección en cinco de nuestros seis colegios y, cuando ya se retiró del mundo de la educación y fue enviado a la parroquia de Sierrapando, lo hizo con la misma entrega y generosidad, como un buen pastor cercano a los feligreses y buen vecino que ayudó a todos los que pudo durante más de veinte años. Esta entrega generosa y sin límite al trabajo y a las personas ha sido una de sus características a lo largo de toda su vida y es recordada por quienes lo hemos ido conociendo en los diferentes lugares por los que ha pasado, como Torrelavega, Miranda, Barcelona, Madrid o El Escorial.
Desde joven le tocó cuidar de los enfermos, pues ya le nombraron enfermero en el escolasticado, donde contrajo la tuberculosis cuidando a otros, en aquellos años en que no había antibióticos. Pero su dedicación a los enfermos no disminuyó por eso. Cuentan que siempre estaba pendiente de ellos cuando fue formador en la escuela apostólica. Cuando se retiró de los colegios, estuvo unos años de responsable de la enfermería en El Escorial, pasando muchas noches pendiente de los que peor estaban. Y, estando en las parroquias de Sierrapando y Nuestra Señora de la Paz, semanalmente pasaba por el hospital a visitar a los feligreses y vecinos que estaban ingresados, y los visitaba y llevaba la comunión también en sus casas. También los pobres fueron sus predilectos. Siendo joven, se implicó mucho para que los habitantes de la barriada de San Ramón, en Torrelavega, tuvieran una vivienda digna. Y siendo párroco de Sierrapando, cuando se enteraba que alguien pasaba por alguna necesidad, ahí lo tenías para ver en qué podía ayudar o recurriendo a quien pudiera hacerlo. Y todo ello sin darse ninguna importancia.
Podría contar mucho más de Florentino, pero solo quiero añadir una cosa, su amor a la Congregación. Siempre se mostraba agradecido a pertenecer a ella y hablaba bien de cualquier hermano. Él era de formación tradicional y carácter conservador, pero eso no le impedía apreciar a los más jóvenes y valorar su trabajo y aportación. Le he oído hablar mucho y bien de los hermanos más jóvenes y colaborar con ellos en lo que ha podido cuando lo han necesitado. Yo mismo me he beneficiado de esa actitud, especialmente durante los nueve años que hemos vivido juntos en Sierrapando. Su obediencia y disponibilidad para lo que se le necesitase han estado siempre por encima de sus preferencias. El amor a la Congregación se completaba con el que tenía a su familia, de la que también estuvo pendiente siempre, y a nuestra tierra, Cantabria”.
La eucaristía funeral por Florentino se celebrará el jueves 4 de julio de 2024 a las 12.30 horas en la Iglesia de los Sagrados Corazones de El Escorial. Después su cuerpo será incinerado y sus cenizas serán depositadas en el panteón que los hermanos tienen en Torrelavega.
Nos unimos como hermanos en el sentimiento, la oración y la esperanza, teniendo especialmente presentes a la comunidades de El Escorial y Torrelavega, a la familia de Florentino y a todos sus amigos y personas queridas. Que los Sagrados Corazones de Jesús y de María le colmen de su paz y su amor.