En la tarde de ayer, 18 de agosto de 2024, falleció nuestro hermano Ángel Ramos Urbaneja en el hospital de El Escorial (Madrid) a causa de una insuficiencia respiratoria y tras unos meses de continuos ingresos hospitalarios. Tenía 97 años de edad. En el momento de su paso al Padre estuvo acompañado de los padres Miguel y Jeremías.
Ángel nació el 9 de junio de 1927 en Melgar de Fernamental, provincia de Burgos. Sus padres se llamaban Isaac y Filomena. Nació en una familia cristiana que dio a la Iglesia numerosos hijos para la vida religiosa, entre ellos, para nuestra Congregación, sus hermanos Jesús León y Fermín.
Ángel ingresó en el noviciado de los Sagrados Corazones en 1946, en la casa de El Escorial, donde un año más tarde profesaría sus votos y estudiaría Filosofía y parte de sus estudios de Teología. Fue ordenado sacerdote en Madrid el 22 de diciembre de 1951.
Con 26 años se trasladó a Miranda de Ebro para ser profesor en el Colegio Sagrados Corazones. Allí permanecería 17 años antes de continuar su labor docente en Torrelavega, Cantabria, en el colegio Nuestra Señora de la Paz. Durante esta etapa pasó dos años en Inglaterra con el fin de aprender inglés. Era un hombre que disfrutaba aprendiendo lenguas extranjeras.
En 1984 comienza una nueva etapa en su vida. Tras un tiempo prolongado de formación, el 2º noviciado, y un año de trabajo pastoral como párroco en la Parroquia de Sierrapando, fue destinado a Paraguay donde pasaría 7 años, de los que guardaba un buen recuerdo.
Al término de este tiempo misionero, volvió a España y se incorporó en primer lugar, y por un breve tiempo, a la comunidad de la parroquia de San Víctor, en Madrid. Más adelante volvería a Cantabria para encargarse de nuevo como párroco de la Parroquia de los Santos Justo y Pastor, en Sierrapando.
En 1999 le proponen realizar el año de Formación Permanente en Madrid, durante el cual pasó un tiempo de experiencia apostólica en el Colegio San José, de Sevilla. Los siguientes 15 años los viviría en Málaga, sirviendo en la Parroquia Virgen del Camino, y perteneciendo a la comunidad del prenoviciado.
Con 89 años fue a Miranda de Ebro para disfrutar de su jubilación. Allí pasaría 8 años muy felices, agradeciendo a Dios el regalo de la comunidad y el poder estar viviendo con salud estos últimos años de su vida.
Hace unos meses, en Torrelavega, cuando comenzó su hospitalización, él mismo expresaba de manera entrañable y emocionante que ha sido muy feliz y que deseaba decirnos que “está dispuesto a navegar, que ha cumplido con creces lo que le tocaba”.
Que los Sagrados Corazones de Jesús y de María le hayan acogido en el cielo.