Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas y sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos por el camino de la paz. (Lc 1, 78-79)
Esta profecía, con la que el sacerdote Zacarías termina su canto de alabanza a Dios el día en que nace su hijo Juan, se hace realidad con el nacimiento de Jesús, que celebramos en Navidad.
El Corazón misericordioso de Dios no ha querido desentenderse de nosotros y de nuestra suerte. El mundo permanece en la oscuridad cuando le falta la luz y los seres humanos estamos muchas veces en medio de las tinieblas. En Navidad celebramos que Dios viene a alumbrar nuestro mundo y a iluminar la vida de cada uno de nosotros. Y lo hace de manera sorprendente, como solo se le podía ocurrir a un amor tan grande como el suyo: en la persona de su Hijo, que nace niño, pobre, fuera de su tierra y perseguido.
El nacimiento de Jesús es buena noticia para los niños que nacen en medio de la guerra en Ucrania, en Siria, en Sudán y en tantas partes del mundo; para los que a cualquier edad sufren algún tipo de violencia; es buena noticia para quienes se sienten rechazados, expulsados u olvidados; para los que la vida se pone cuesta arriba y para quienes solo la muerte parece estar en el horizonte… El nacimiento de Jesús es buena noticia para quienes pueden ver la luz que brilla en ese niño recién nacido en un pobre portal lejos de su casa, como la vieron María y José, los pastores que guardaban sus rebaños fuera de la ciudad o unos magos llegados de Oriente.
Que la buena noticia de la Navidad nos llene de alegría, al sentirnos acompañados por aquel que guía nuestros pasos por el camino de la paz, invitados a contemplar su nacimiento y llamados a acercar su luz a los que viven en tinieblas y sombra de muerte.
En la Nochebuena, al celebrar el nacimiento de Jesús, recordamos también el nacimiento de la Congregación de los Sagrados Corazones, pues esa noche de 1800, pronunciaron nuestros fundadores sus votos. Al renovar hoy la profesión religiosa, los hermanos y hermanas de la Congregación damos gracias por el don de la vocación y por ser enviados a la misión de contemplar, vivir y anunciar el amor de Dios que se nos muestra su Hijo, nacido en Belén.
Desde la Provincia Ibérica de la Congregación de los Sagrados Corazones, os deseamos feliz Navidad.
