LA VIVENCIA DE LA ADORACIÓN

AUTORA: MERCEDES BAYO SS.CC.

Me han pedido que os hable de la vivencia de la Adoración, de algo que toca profundamente mi vida de fe y mi vivencia del Evangelio.

 

No se si acertaré con las palabras para transmitiros mi experiencia y sobre todo no se si acertaré a expresar la vivencia de la Adoración en la Congregación ya que es muy rica, muy grande y me sobrepasa.

 

Pero de entrada os digo que lo hago con la intención de compartir algo que considero muy importante y que no me pertenece, ni nos pertenece a unos pocos, sino que es patrimonio de la Iglesia y por tanto es menester que participéis de ello.

 

De la misma manera que compartís nuestra misma misión en la difícil y hermosa tarea de la pastoral tenéis todo el derecho del mundo a participar del don carismático de la cercanía de Dios manifestada en la vivencia de adoración.

¿Por qué tiene sentido que hablemos, qué reflexionemos sobre la Adoración en este encuentro de animadores y catequistas?

 

Creo que lo entenderemos rápidamente si lo enmarcamos en los dos aspectos siguientes:

  • Los orígenes fundacionales y carismáticos de la Congregación tiñen nuestro hacer pastoral.
  • La manera de entender y vivir la Adoración en la Congregación.

 

Nuestros orígenes fundacionales y carismáticos

 

El 7 de enero de 1803 Enriqueta escribe a Pedro Coudrin expresando cómo el Señor la inspira que debe ser la Congregación: «El Señor a lo ha escogido de nuevo para fundar una nueva orden que se consagre: una parte a enseñar, extender y establecer el reino de Dios en los corazones mediante la devoción a los sufrimientos del Suyo; la otra parte está destinada a adorar, a reparar, lo más posible los ultrajes que Él ha recibido, por una vida de inmolación y sacrificio».

Nuestros Fundadores recibieron el don del Espíritu Santo con dos encargos con una formulación muy concreta: enseñar para que el Reino se establezca y adorar el corazón traspasado del Señor.

En las primeras Constituciones de la Congregación en el Artículo primero se dice: «El fin de nuestro instituto es Imitar las cuatro edades de Nuestro Señor Jesucristo, a saber, su infancia, su vida oculta, su vida evangélica y su vida crucificada…»

Y a continuación en los artículos siguientes dice «A fin de imitar la infancia de Nuestro Señor Jesucristo, abrimos escuelas gratuitas …» , «…la vida oculta de Jesucristo la imitamos con la Adoración perpetua …»

En las Constituciones actuales seguimos diciendo que «La Adoración contemplativa nos hace participar de las actitudes y sentimientos de Cristo por su Padre y por el Mundo. Nos impulsan a asumir un ministerio de intercesión y nos recuerdan la urgencia de trabajar en la transformación del mundo según los criterios evangélicos» Const. Nº 5.

 

Gracias a que la primera comunidad entendió y vivió en Adoración la fundación de la Congregación fue adelante.

 

Hoy esto en nosotros tiene actualidad renovándolo permanentemente.

 

Estamos en la celebración del Tiempo Pascual y tenemos fresca la escena del Corazón traspasado de Jesús en el Calvario.

 

Contemplamos en la resurrección las señales de las heridas marcadas en su cuerpo, los cristianos comprendemos el mundo como profundamente enfermo y herido.

 

La espiritualidad del Corazón de Jesús que se nos presenta en nuestros documentos nos lleva a tener en cuenta la vulnerabilidad de la humanidad, la herida del Corazón de Cristo y la herida de nuestro mundo.

 

Nuestros Fundadores supieron percibir que Dios nos percibe como humanidad dañada y desde esta condición nos ama y salva proponiéndonos un plan salvífico.

 

Todo lo que brota como respuesta a esta propuesta entra en el Corazón de Dios y lo incluye en su plan salvífico. Enriqueta y Pedro lo entendieron y se ponen manos a la obra.

 

Qué entendemos por Adoración en la Congregación

 

  1. Entendemos que es una actitud de vidapara reconocer y expresar que somos creaturas de Dios. Nos sabemos receptores de la existencia que tenemos por obra de Dios y nos brota gratitud, reconocimiento y admiración. Por esto como Jesús sometemos nuestra mirada, nuestra mente y nuestro corazón a Dios. Esta actitud nos lleva a quedarnos «embobados, pasmados» mirando a Dios.
  2. Contemplar el Corazón de Cristo que adora de noche o de madrugada para dar gracias a Dios. Alaba al Padre por todo lo realizado con su pueblo porque le reconoce Salvador de Israel. Adorar es entrar en el Corazón de Cristo, hacerse un hueco y permanecer en Él. Es conversación con el Corazón de Jesucristo que sufre y se conmueve con la injusticia, el sufrimiento, el dolor de nuestro mundo. Contemplamos el Corazón entregado en la Última Cena sabiendo que era la voluntad del Padre que Él diera su vida por todos. La Adoración eucarística es prolongación de la Eucaristía celebrada y vivida por la comunidad «haced esto en memoria mía».
  3. Adorar es formar parte de la entrega de Cristo, de su Misterio Pascual. Nuestras vidas las hacemos ofrenda con el pan y el vino de la Eucaristía. Contemplamos la realidad del Crucificado- Resucitado y recordamos que el pecado llevó a Jesús a la Cruz para vencerla con la Resurrección. (¿Hacemos ofrenda de nuestro trabajo a Dios o nos apropiamos de él?. ¿Quién es el dueño?).
  4. Es dar a Señor nuestro tiempo en gratuidad, sin esperar nada: En la Adoración contemplativa delante del Sagrario queremos expresar que nos unimos al gesto adorador de Jesús que se retiraba al silencio y la soledad para alabar al Padre y a continuación ponerse al servicio de la humanidad. Es un gesto sencillo pero para nosotros está lleno de sentido que se entiende más con el corazón que con la inteligencia. (Es «echar» el tiempo, «matar» el tiempo con Dios. Nos podemos preguntar: ¿Con quién «mato» yo mi tiempo?.
  5. La Adoración es ponernos al lado del Corazón de Maríaque estaba de pie junto a la Cruz del Señor y captar su sabiduría adoradora pues contempló al Señor en muchas circunstancias: En las Bodas de Canaá, entre las multitudes curando y haciendo milagros, mirando al Hijo muerto. Experta en adoración gozosa y sufriente, guardando muchas cosas en su corazón…es su historia, como la pequeña historia nuestra y la de tantos creyentes, la historia-pasión de tantos pueblos machacados y esperanzados…Dios se hace presente en estas historias, en la historia, para quien contempla, para quien penetra, taladra las capas superficiales de la realidad hasta llegar a captar el mensaje que esa realidad histórica tiene. Dios nos sale al paso si contemplamos la realidad que tenemos delante sea la que sea. María no eligió simplemente se fió, contempló y guardó en el corazón.
  6. Hoy tiene sentido hablar de la Adoración eucarística contemplativa y reparadora porque la Misión de la Congregación – hermanos, hermanas y laicos- es la de transformar el corazón humano, transformar las relaciones entre los hombres y entre los pueblos desde la experiencia del Amor de Dios y sólo lo podemos hacer contemplando, escuchando el latido del corazón de nuestro Padre, suplicando a Dios que nos enseñe, que nos de un corazón semejante al suyo para poder ir cambiando el nuestro.

 

Nuestras Constituciones, nuestra «carta magna», dicen que «nuestra misión nos urge a una actividad evangelizadora. Esta nos hace entrar en el dinamismo interior del Amor de Cristo por su Padre y por el mundo, especialmente por los pobres, los afligidos, los marginados y los que no conocen la Buena Noticia».

 

También en las Constituciones se nos dice: «Para que el Reinado de Dios se haga presente, buscamos la transformación del corazón humano y procuramos ser agentes de comunión en el mundo. En solidaridad con los pobres trabajamos por una sociedad justa y reconciliada».

 

«Contemplar, vivir y anunciar el Amor de Dios manifestado en el Corazón de Cristo». Esto es lo que queremos hacer en nuestra parroquia con los niños y jóvenes.

 

Tarea apasionante y que desborda nuestras capacidades y fuerzas. Vosotros sois animadores, o evangelizadores puesto que vuestro principal objetivo es hacer posible que a los niños y a los jóvenes se les anuncie, perciban, respiren el Amor contemplado en el Corazón de Cristo.

 

Esto es lo fundamental de la espiritualidad y carisma SS.CC. Comprender el cristianismo, el evangelio en clave de Amor y a continuación hacer el anuncio. Pero nadie da lo que no tiene.

 

Cada uno de nosotros nos tenemos que preguntar ¿Puedo hablar con convencimiento de Dios porque realmente lo he experimentado?.

¿Qué imagen de Dios transmito en las catequesis, en las celebraciones, en las conversaciones con los jóvenes, en mis relaciones personales en los ambientes en los que me muevo?.

 

Los SS.CC hemos recibido un regalo, un don del Espíritu Santo y lo tenemos que contagiar en nuestro entorno.

 

Un test de haber sido contagiado de identidad adoradora SS.CC es si mi tarea de animador y como parte de la comunidad a la que pertenezco tiene su fuente y por tanto tiene algo que ver con:

  • El Corazón de Cristo (pienso, siento, me identifico con los sentimientos de Cristo).
  • La transformación del corazón humano egoísta, cómodo, cerrado de los niños y de los jóvenes.
  • La preocupación por la unidad y la comunión en el ámbito parroquial, social, etc.
  • La solidaridad con los pobres.
  • La búsqueda o construcción de una sociedad justa y reconciliada.

 

Si en nosotros hay un poco de todo esto es que ha calado el carisma SS.CC.

 

«Todos los miembros de la Congregación(consideramos que vosotros sois miembros de esta familia) se esfuerzan por imitar la vida oculta de Jesucristo reparando con la Adoración Perpetua del Santísimo Sacramento los agravios hechos a los Sagrados Corazones de Jesús y de María por los enormes crímenes de los pecadores». Const, Cap. Preliminar nº 3.

 

Nuestros Fundadores al poner este texto en las Constituciones nos piden que nos centremos en Cristo y descubramos que en Él se condensa el misterio de todo posible abandono, soledad y sufrimiento; por eso le ofrecemos lo mejor de nosotras en oración, vida entregada y compañía.

 

Hace 50 años cualquier persona en contacto con la Congregación sabía qué era la Adoración de los religiosos y religiosas de los SS.CC y la describían como la presencia siempre de un hermano o hermana en la capilla del colegio o de la parroquia en oración y vestido con un manto rojo.

 

Hacían una descripción de signos externos fundamentalmente.

 

Hoy día no tenemos tantos signos externos pero queremos transmitir una manera de orar, de mirar a Dios y al prójimo que parta de cómo entendía Jesús la Adoración: A la Samaritana la dijo: «los verdaderos adoradores adoraran en espíritu y en verdad».

 

No podemos olvidar en nuestra concreción de la Adoración esta recomendación…

 

Desde su origen la congregación compaginó otras tareas como la educativa, misiones populares, la formación de sacerdotes, etc con la Adoración perpetua. La Congregación mantuvo la Adoración continua en las comunidades numerosas las 24 h. del día.

 

Después del Vaticano II se revisaron las Constituciones y se optó por tener comunidades menos numerosas, pequeñas que por número y tareas apostólicas no permitían mantener la adoración perpetua pero se buscaba potenciar las otras dimensiones de la adoración como es el compromiso con los marginados de la sociedad a los que fundamentalmente sirven las comunidades más pequeñas

 

 

La Adoración, origen de nuestro compromiso pastoral

 

La adoración es un tipo de oración que existía en la Iglesia antes de la fundación de la Congregación, estrechamente vinculada a la eucaristía y a la devoción al Corazón de Jesús.

 

Nuestros fundadores se conocieron gracias a un grupo de seglares, «la Asociación del Sagrado Corazón» que en medio de la persecución de la Revolución Francesa se reunían clandestinamente para mantener turnos de adoración eucarística y pedir en medio de los terrores que estaban viviendo por la conversión y el cambio de la situación que estaban sufriendo.

 

 

Nuestra Congregación podemos decir que surgió de una doble experiencia:

  • De un encuentro peculiar con Dios, una honda experiencia mística, una forma de oración contemplación para Pedro Coudrin en el granero de la Motte donde realmente hace un prolongado retiro espiritual obligado por la circunstancia de tenerse que esconderse por ser perseguido y para Enriqueta la experiencia de conversión en la cárcel y en la Asociación del Sagrado Corazón en la que fundamentalmente se reúnen para orar.
  • Y por otro lado la Congregación nace de una situación de necesidades urgentes en la sociedad: enseñanza, atención a las personas mayores, evangelización, etc esto captado en medio de una riqueza y vivencia espiritual que les lleva a fundar una congregación que responda a esas necesidades.

 

La Historia de los orígenes de la Congregación nos narra que llegó el 4 de septiembre de 1797 y reanudaron la persecución. Se temía un nuevo terror. «Prevenida sobrenaturalmente del peligro que amenazaba a su obra, Enriqueta se lo comunicó al P. Coudrin y él animó a trasladarse con urgencia a la Grand’Maison que acababan de comprar.

 

Ella propuso llevar el Santísimo Sacramento y se ofreció para acompañarlo con las «Solitarias», y así sostendrían la adoración perpetua hasta nueva orden. La oferta fue aceptada. «Particular y conmovedor fue el traslado. No había muebles, sólo algunas sillas, una mesa y algunos sacos de paja con los cuales hacer las camas y eso era suficiente para empezar; para recibir en la Grand’Maison lo «único precioso».

 

Con gran secreto se hizo un escondite para ocultar el Santísimo en una habitación del 1º piso que serviría de Capilla y las ostias consagradas se disimularían entre el zócalo y la chimenea. En la tarde, a una hora determinada, el P. Coudrin guardó el copón bajo su chaqueta y acompañado a distancia por el grupo de «Solitarias», entró en la Grand’Maison.

 

Hizo colocar el copón en el escondite y escondió una lámpara ya preparada. Las Solitarias hicieron una adoración; después, una de ellas tomó la primera hora de guardia».

 

Las primeras experiencias configuran, marcan y dan identidad.

 

Nuestros Fundadores sintieron que Dios les pedía fundar la Congregación y adoptaron la adoración perpetua como eje transversal de lo que entendían que tenían que ser como religiosos y religiosas: Adorar es para ellos orar en continuidad, en presencia de la eucaristía y penetrando en el misterio pascual de Jesucristo muerto y resucitado y por tanto presente en el mundo.

 

Los Fundadores tuvieron la mala costumbre de escribir muy poco. Por tanto tampoco escribieron de la Adoración. Lo que sabemos nos ha llegado por los hermanos y hermanas de la primera hora que escribieron su biografía y la vida que hacía la primera comunidad.

 

Así de Enriqueta nos han contado algunas cosas que expresaba espontáneamente o podemos leer los «Consejos» que daba Enriqueta sobre la Adoración recogidos por Sor Justina:

«La adoratriz es diputada, delegada por la Iglesia para adorar, alabar, dar gracias, reparar».

 

«Al vestirse con el manto, piense que es un símbolo del ardor con que debe presentarse ante Dios, como Jesucristo ante su Padre, cubierto con un manto de burla y de todos los crímenes del mundo de que estaba cargado».

 

«La adoratriz debe adorar con Jesucristo y por Jesucristo, reparar en primer lugar por sí misma y por todos los pecados que se comenten en todo el universo, pedir la conversión de los pecadores, la propagación de la fe, rogar por la Iglesia militante y por la Iglesia paciente, pero sobre todo, donación total de sí misma al Corazón de Jesús…»

 

También podemos leer en las cartas de Enriqueta al Buen Padre al comunicarle la llegada a una nueva ciudad empezaba diciendo «ya tenemos otra casa de adoración». Así nombraba a la nueva comunidad.

 

En primer lugar ponía la adoración y a continuación nombraba las otras tareas que iban a realizar(catequesis, escuela, atención a ancianas, etc). Podríamos poner más citas, es suficiente para ilustrar el espíritu con el que se empezó la Congregación.

 

 

La Adoración como identidad

 

La primera experiencia de ser Congregación se tiene cuando en medio de la noche(para evitar ser descubiertos) se trasladan con el Santísimo, Pedro y Enriqueta con los primeros compañeros a la que sería su primera casa y hacen la primera adoración.

 

Tienen que diseñar sagrarios(imitan a Lámparas, maceteros, etc) camuflados para que si les registran la casa no sospechen que son religiosos.

 

Las religiosas están ante el santísimo haciendo punto… Es la primera vivencia de la adoración y en medio de esto experimentan la llamada a la consagración total a Dios.

 

Podemos decir que la Congregación no la concebimos sin la Adoración. La adoración es oración pero no una oración cualquiera sino una oración que configura nuestra identidad.

 

Esto quiere decir que nos da un sello, unas características, un estilo de vida y si esto es así también nos tiene que dar un estilo de evangelizar.

 

Veamos algunos rasgos de esta identidad:

  • La Conciencia de pecadores: (no está de moda, nos suena raro, añejo) Somos pecadores como el resto de los humanos esto quiere decir que nos sentimos solidarios de los pecados del mundo, somos conscientes del mal que hacemos y del mal que nos rodea. Entramos en contacto con el rechazo hacia el plan de Dios cuya causa principal es el egoísmo, la negación de la fraternidad y negamos que Dios es nuestro Señor. Nos adherimos a otros «señores» o ídolos (cada cual que piense cuáles tiene).
  • La experiencia de Pequeñez: El ser conscientes de nuestra condición pecadora nos lleva a sentirnos pequeños y entrar en la contemplación del que es Mayor: Admirarnos del Amor de Dios.
  • La Confianza: A pesar de nuestra conciencia de pecadores y de ser muy pequeños tenemos confianza en que construimos Reino cuando amamos de verdad a quien es víctima del odio, la injusticia, el sinsentido, etc. Cuando amamos con los mismos sentimientos con los que amaba Cristo a los pequeños. Cristo tenía la seguridad de ser amado por el Padre y desde esa seguridad básica fue capaz de amar hasta arriesgar la vida por amor. Es un principio elemental no se puede amar si uno previamente no se ha sentido amado(por sus padres o por quien sea, lo comprobamos en nuestra tarea cada día).
  • El Ofrecimiento: Estamos configurados por el amor misericordioso de Dios primero y de su Hijo después que es capaz de desangrarse de amor: «Uno de los soldados le atravesó el costado con la lanza y al punto salió sangre y agua» lo que quiere decir que a Cristo no le dejaron nada, dio hasta la última gota de su vida. Por tanto el ofrecimiento de la propia vida es otra actitud de vida del adorador.
  • El estilo de vida está mediatizado por la adoración ya que no es un ejercicio o un acto de piedad, es un ministerio eclesial, un servicio que nos lleva a vivir constantemente en contemplación. No debemos vivir dividida o separada la Adoración y la vida sino que es una misma cosa: La Adoración contemplativa nos unifica, integra y armoniza todas nuestras facetas.
  • Centrados en la Eucaristía: Es la que nos proporciona la unidad necesaria, la fuerza para reconstruir las relaciones rotas por el pecado. La Adoración en la Congregación nació en un momento de ruptura, de falta de unidad en la sociedad. (Sabemos lo que nos ofrece y exige la Eucaristía).
  • La fraternidad comunitaria que nace de la adoración comunitaria: orar juntos nos ayuda a primero a aceptarnos como hijos de un mismo Padre Dios y después poder construir unidad y comunión.

 

 

La adoración contemplativa, fundamento de la vocación SS.CC.

 

La vocación SS.CC, religiosos, religiosas o laicos, incluye la adoración como ministerio es decir como servicio a la Iglesia y al mundo.

 

Este Ministerio lo concretamos en la practica oracional de la adoración contemplativa en sus tres momentos:

  • La contemplación
  • La intercesión
  • El ofrecimiento

 

La contemplación, parte esencial de la Adoración

 

Estamos llamados, convocados para contemplar. ¿Qué es contemplar?

 

Contemplar es mirar, nada más y nada menos.

Darnos tiempo para ver y admirar, tiempo que no necesita de preguntas ni exige respuestas.

No es tiempo de hablar con Dios sino de estar con Dios.

 

Recordemos que Jesús llamó a sus discípulos para que estuvieran con Él. Es tiempo de reconocer(Mirar), sentir, saborear la presencia de Dios que actúa. Un Dios que si no me paro a conocerle y reconocerle me puede pasar inadvertido y por tanto dejo pasar la oportunidad de conectar, si le dejo pasar no puedo acudir a El, con el que tampoco me puedo comprometer.

 

Pero ante esto nos surgen preguntas una y otra vez: ¿Cómo se me manifiesta Dios?. ¿es un Dios que se me manifiesta sólo intelectualmente?, ¿sólo en el dolor o sufrimiento?, ¿o sólo a través de los sentidos captando la belleza de sus manifestaciones?.

 

Dios se nos manifiesta en la totalidad de nuestra realidad porque nos da una manera de situarnos en el mundo, de relacionarnos con nosotros mismos y con los demás, nuestros hermanos.

 

Para contemplar a Dios miremos y aprendamos de Jesús y de María.

De Jesús aprender a penetrar en los deseos del Padre, aprendamos a sintonizar con sus sentimientos y sobre todo aprendamos de su capacidad de poner en manos de Dios todo lo que vivía o le acontecía.

 

De María su humildad si creemos que lo sabemos todo, que tenemos la solución de todo, no necesitamos de Dios.

 

Aprendamos de María la confianza en Dios.

 

Descubrir las actitudes y sentimientos de Cristo supone sentir lo que siente Cristo ante el sufrimiento del ser humano.

 

El dolor de la humanidad desde la contemplación se interpreta como ampliación del sufrimiento redentor de Cristo.

 

Los SS.CC experimentamos que es verdad que el sufrimiento sólo tiene sentido si va encaminado a la acción transformadora de nuestro mundo que es capaz de transformarse para vivir la fraternidad evangélica por eso vivimos la dimensión reparadora de la Adoración en un tercer momento.

 

La Adoración es el gesto misterioso que acoge a Jesús en el nivel del encuentro interior, en el sagrario de la propia vida porque somos templos, sagrarios; nuestra vocación de adoración contemplativa reparadora no puede terminar mientras la historia de la humanidad es historia que se escribe con los trazos de la Cruz,(pensemos en las historias de tantos jóvenes que van cargadas de Cruz porque hay abandono, desamor, sufrimiento, desesperanza,…) donde Jesús ha entregado la vida por los hombres.

 

La Adoración nos saca del intimismo espiritualista infecundo para salir hacia el hermano necesitado y buscar gestos transformadores.

 

El Fundador nos advirtió del peligro de caer en el espiritualismo.

 

Nos dijo que el mejor indicador o el medio que nos impide caer es el compromiso apostólico.

 

Santa Teresa decía que la oración se verifica comprobando si nuestras virtudes o valores cristianos van en aumento o disminuyen.

La Intercesión en la Adoración: Estamos llamados a interceder

  • En la Adoración contemplamos la pasión permanente, prolongada de Cristo, su pequeñez, la certeza de que sigue sufriendo en los pequeños de la tierra y el convencimiento, las ganas, la ilusión de ayudarle a socorrer a esos pequeños. Nuestro compromiso de amor con los demás tiene que partir y cimentarse en el Misterio de la contemplación de Cristo en los pequeños, los enfermos, los marginados…que nos lleva a gritar, a clamar a Abba acuérdate de tus hijos pequeños. Antiguamente se usaba el signo del «manto rojo» que expresaba la comunión de la persona que hacia la adoración con Cristo en su pasión redentora, liberadora del mal que oprime al ser humano.
  • Para interceder tenemos que ensanchar nuestro corazón desde el ambiente que nos movemos para incluir más allá de nuestras preferencias y crecer en universalidad, en generosidad renunciando a nuestros propios criterios, gustos y asumir los criterios y actitudes de Cristo que murió por todos. De tal manera que en nuestra oración de intercesión estén presentes las víctima y los verdugos «perdónales porque no saben lo que hacen», los de cerca y los de lejos, el primer mundo y el tercero. A vivenciar esto, a concretarlo y ponerlo rostro nos ayuda el ser congregación misionera, internacional pues nos acerca esta realidad de pobreza y de compromiso.

 

Actitudes para la intercesión: Ya sabemos lo que enseña Jesús sobre la oración: pedir con Fe, humildad, constancia, insistencia, confianza, con sentido universal,…

 

El compromiso como consecuencia de la Adoración

 

Habríamos podido consagrarnos únicamente a la meditación y a la oración en el silencio del claustro, a ejemplo de las antiguas órdenes, limitarnos a la adoración del Santísimo Sacramento pero en las circunstancias actuales importa sobre todo contribuir a la salvación de los hombres. B.P.

 

  • La Adoración nos lleva al compromiso: descubrir que Cristo sufre hoy, significa toparse con las huellas de su muerte y agonía en la agonía de los pobres, en la injusticia, en la soledad, en el hambre. Afrontar esto con sus mismas actitudes de Cristo: no calló, denunció con su vida y con la palabra, no se evadió, se implicó hasta el fondo.
  • Lo especifico de la vocación adoradora consiste en haberse especializado de tal forma en estar, en acompañar a Cristo, para escuchar al Maestro(ser más que en hacer, Marta y María) que nuestro compromiso no es el que yo quiero y me apetece sino el que Dios me pide.(Disponibilidad, generosidad, apertura…).
  • Cristo curó, enseñó, perdonó, acogió,… es la manera de concretar el Amor. Sólo contemplando a Cristo sufriente seremos capaces de hacer gestos concretos de amor con el hermano( con los jóvenes, en nuestra familia, en nuestro barrio). Nuestra Congregación tiene el carisma de recordar, hacer memoria de lo que Jesús hizo y cómo lo hizo. Igual que Jesús hacia memoria de la historia salvífica de Dios con su Pueblo. No lo hizo como una empresa, ni como una ONG sino como un hermano. Se sitúa en la cercanía, en el cariño y la bondad inmensa que brota del corazón de hermano que se sabe hijo del mismo Padre. Mira a los ojos, llama por su nombre, nombrar al otro es reconocerle su dignidad. Y nosotros…?
  • Actitud de Acción de gracias, de bendición: la mejor lección de esto lo encontramos en las actitudes y sentimientos con los que vive la Última Cena: dar la vida por sus amigos, que son todos los hombres en acción de gracias al Padre.
  • Jesús tiene corazón de carne, hagamos memoria del dolor de Jesús: abandonado y derrotado toma su vida en las manos y la entrega a Dios, la donada a los otros. No rechaza el sufrimiento, ni el dolor sino que lo acoge, lo afronta, no huye. Nos cuesta asumirlo, gracias a Dios somos normales y por eso tenemos que mirar a Cristo. Nos está permitido quejarnos pero no «escaquearnos». Tenemos que comprometernos desde los dolores de Cristo con la historia del género humano. Mt 25, 31-46 alude a seis tipos de padecimientos que resumen de alguna forma el contenido de opresión, de injusticia. Se pueden agrupar en tres bloques:
  • Los que padecen necesidad material(hambre, sed)
  • Los que están socialmente abandonados(emigrantes, exiliados, desnudos de tantas cosas…)

 

Los faltos de compañía(ancianos, enfermos, presos)

  • En el tiempo de la fundación de nuestra Congregación este texto de Mt 25 se amplió con los niños sin escuela y sin catecismo. Hoy nuestros niños tienen colegio, catecismo pero hay otras carencias que duelen al corazón de Dios y que nos deben doler a nosotros. Miremos con los ojos de Dios y descubrámoslo.
  • Contemplar nos lleva a participar de la vida de Cristo en cuanto tiene de asumir y fomentar la esperanza creadora que habita entre los hombres Sin la esperanza que permitió asumir a Cristo la Cruz no hay redención. La Cruz merece la pena porque es transformadora, es reparadora. Siempre tenemos desde la lógica humana razones para la desesperanza pero desde la contemplación surgen la auténtica esperanza.
  • En medio de la muerte de Jesús y de sus pobres, Dios sigue siendo creador; es el Dios que se define como aquel «que resucita a los muertos y llama a la existencia a los que no existen»Rm 4,17 Por eso la experiencia de Dios en la muerte no es sólo certeza de que Cristo acompaña en su camino a los que acaban su existencia; es la experiencia de la vida que triunfa de la destrucción, el descubrimiento del amor que transfigura la violencia, la paz que vence al odio. Actitud de construir, crear, hacerlo todo nuevo.

 

Para la Congregación sigue siendo vital vivir desde la adoración contemplativa. Mi experiencia en la pastoral de jóvenes es que nos reclaman que les enseñemos a adorar e incluso yo me he visto sorprendida ante la riña de personas que han tomado conciencia de descubrir algo muy grande y que yo no se lo había transmitido: una forma de orar y de relacionarnos con Dios y con las creaturas especial y muy grande y que muchas veces por dejadez o negligencia no compartimos.

 

Las últimas fundaciones que hemos hecho nos reflejan y avala que la contemplación es significativa y necesaria para el hombre de hoy en cualquier parte del mundo.

 

El rostro de la Congregación en otras culturas (El continente asiático recientemente) se dibuja principalmente desde la Adoración contemplativa a pesar de que en otras dimensiones seamos tan diferentes.

 

Nos enriquecen con su experiencia contemplativa.

 

La Adoración contemplativa nos hace entrar en unidad y comunión.

 

Por eso podemos estar seguros que es fruto del Espíritu Santo.

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