QUÉ ES SER RELIGIOSO SS.CC.

Un religioso de los Sagrados Corazones es y se siente parte de la Iglesia, siente la vocación a la vida religiosa y sigue al Señor por este camino.

Entiende su vida como una respuesta personal y consciente a la invitación que Jesús nos hace de seguirlo a tiempo completo.

 

Vivimo los votos de pobreza, castidad y obediencia como el despliegue de tres grandes capacidades del hombre puestas al servicio de Jesús y su Reino.

El carisma de la Congregación es fundamento de nuestra vida nuestra misión.

De este deriva una determinada manera de comprender a Dios y relacionarnos con Él: “nuestra misión es contemplar, vivir y anunciar al mundo el Amor de Dios encarnado en Jesús”.

 

De la Eucaristía y la Adoración alimentamos nuestra vida y el compromiso, entrando en comunión con Jesús.

Buscamos la transformación del corazón humano intentando convertirnos siempre en puentes y lazos con el mundo y estando disponibles para las necesidades y urgencias de la Iglesia, otorgando fuerza a nuestra dimensión misionera que nos lleva a hacernos presentes allí donde nos necesiten.

 

Vivimos en comunidades abiertas, sencillas, caracterizadas por un estilo compasivo y misericordioso y que intentan transmitir un espíritu de familia.

 

Como religiosos de los Sagrados Corazones nos sabemos depositarios de un tesoro, los Corazones de Jesús y de María, que da sentido a nuestras vidas y es la clave a través de la que nos entendemos a nosotros mismos y a nuestra misión.

Qué es ser religioso de los Sagrados Corazones

RAMA SECULAR SS.CC.

Tal como lo señalan nuestras Constituciones, desde sus orígenes la Congregación tiene una rama secular.

Y aunque en muchos momentos de su historia su existencia ha sido muy débil, en las últimas dos décadas ha resurgido como una realidad que convoca a un numeroso grupo de laicos que, enraizados en su bautismo y confirmación, se comprometen a vivir la misión y el espíritu de la Congregación.

 

Hay muchos laicos vinculados a nuestra Congregación que viven su compromiso cristiano animados por la espiritualidad ss.cc.

La Rama Secular no pretende agotar el compromiso laical cercano a la Congregación, sino que corresponde a una manera específica de vincularse a la misión de la Congregación que responde a una llamada personal.

 

En la Península Ibérica existen comunidades laicales en Madrid, Sevilla y Lisboa.

Gallery 8
Gallery 8
Gallery 8

HERMANAS SS.CC.

En el siguiente enlace podrás descubrir la vida y el trabajo de las Hermanas SS.CC

TESTIGOS SS.CC.

a

San Damián de Molokai

 

Nació en Tremeloo (Bélgica) en 1840. Hasta los 19 años vive con sus padres, en ambiente campesino y allí, junto a su fortaleza física, se va desarrollando su personalidad y su vida de fe.

El destino de su breve vida sólo se explica por su apasionamiento por descubrir lo que Dios podría esperar de él.

Profesa en la Congregación de los Sagrados Corazones y pide ser enviado a las misiones de las Islas Hawaii a los 23 años.

Ordenado allí sacerdote, evangeliza en la isla grande de Hawaii, durante 9 años, a pequeñas agrupaciones de nativos, dispersos en amplios territorios volcánicos.

A sus 33 años, se ofrece voluntario para permanecer en la colonia de leprosos, confinados desde hacía 7 años en una pequeña península de la isla de Molokai, cárcel natural aislada por el mar y las montañas.

Los enfermos, que morían casi a diario, eran sustituidos por otros leprosos a quienes, desde otras islas, se forzaba a encerrarse en Molokai.

Desde el comienzo se identifica totalmente con la situación, y se dirige a ellos con su Nosotros, los leprosos.

Trabaja agotándose por aliviar físicamente y consolar religiosamente a centenares de leprosos, que así pueden vivir con serenidad y morir con esperanza.

 

Sus precauciones iniciales, van sin duda relajándose por la costumbre, la amistad, la necesidad, hasta que, tras 11 años de convivencia, él mismo es contagiado por la lepra.

Durante 4 años la enfermedad corroe su cuerpo, pero no le impide declararse el misionero más feliz del mundo. Tampoco logra doblegarle, pareciendo que hubiera querido morir de pie.

 

Hasta que en 1889, a los 49 años, muere leproso, satisfecho de que su obra quedaba consolidada con refuerzos de última hora de religiosos y religiosas. «Ya no soy necesario», decía, como un leproso más, muriendo lleno de consuelo quien había trabajado en la casi más absoluta soledad.

El 4 de junio de 1995, domingo de Pentecostés, fue beatificado en Bruselas por el Papa Juan Pablo II. Y el 11 de octubre de 2009 fue canonizado por Benedicto XVI en la Basílica de San Pedro de Roma.

Beato Eustaquio

 

Eustaquio (Huberto de bautismo, y familiarmente Huub) nació en Aix-Richtel (Holanda) en 1891, en medio de una familia en la que «trabajar y rezar eran las dos cosas que se hacían en casa… Éramos 11 hijos: 8 chicas y 3 chicos, de los cuales uno se haría sacerdote religioso y tres de las hijas entrarían en un Convento en las Hermanas de Schijndel».

A los 11 años hizo su Primera Comunión en Beck, en 1901. Su padre había pensado en él como posible ayudante en la campaña, y como sucesor más tarde. Pero él le manifiesta su gran deseo de llegar a ser sacerdote.

 

«El 25 de septiembre de 1905 inicia sus estudios en el seminario menor de los Padres de los Sagrados Corazones, en Grave. Tenía 15 años.

Tuvo que trabajar duramente para superar los exámenes. Ciertamente no era de los mejores de la clase… Pero sus esfuerzos eran patentes a todos, así como su piedad ejemplar y su grande espíritu de oración».

«No va bien en los estudios, decía su superior, pero su celo repara todo». Y él sufría mucho, no porque no podía soportar la humillación, sino porque temía no poder llegar a ser sacerdote.

a

Padre Teófilo y compañeros mártires

MÁS TESTIGOS SS.CC.

En el siguiente enlace podrás descubrir a más testigos SS.CC

Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Más información / Personalizar cookies
Privacidad