Desde la Casa General de los Sagrados Corazones en Roma han entrevistado a nuestra coordinadora de Educación, Pilar Colao. Os dejamos por aquí la entrevista:
En primer lugar, preséntate brevemente, Pilar.
Podría decirse que soy el resultado de ser la quinta de una familia cada vez más extensa, que mis padres consiguieron mantener muy unida, y de mi relación estrecha con los SS.CC. desde los 13 años.
La verdad es que todo lo que soy y lo que he hecho se debe a las personas que Dios ha puesto en mi camino.
Siento la espiritualidad desde nuestro carisma y, profesionalmente, he pasado por todos los cargos posibles en el colegio (Virgen de Mirasierra SS.CC., de Madrid) y, desde el año pasado, he recibido el regalo de ser la Coordinadora de Educación de la Provincia Ibérica.
Mi marido es antiguo alumno, mis hijas también y ahora tengo ya cuatro nietas en el colegio.
Desde este servicio que realizas a la Provincia Ibérica como Coordinadora de Educación. ¿Cuáles consideras que son los desafíos principales a los que nos enfrentamos?
Vivimos un momento de oportunidad, los tiempos inseguros, como los que hemos pasado, nos colocan delante de las grandes preguntas, la fragilidad es el mejor de los escenarios para que nuestros centros educativos y el resto de nuestras obras brinden el acompañamiento y el encuentro con los otros. Ese es el desafío, estar presentes en el acompañamiento y en el encuentro… preparar a las personas, desde su infancia para ser instrumentos de ambas cosas.
Se alzan voces críticas en algunos sectores dentro de la Iglesia en torno a la pastoral en los colegios concertados. ¿Cómo estamos garantizando el cuidado de la pastoral de nuestros centros SS.CC. y qué es lo que más se cuida en ese aspecto?
Me he referido a ello en la pregunta anterior, la pastoral de los colegios concertados puede convertirse en un conjunto ilimitado de actividades que no supongan impacto ninguno. Lo que debemos asegurar es que, a nuestros alumnos, personal y familias, se les brindan espacios para la reflexión, para sentirse acompañados y para ocuparse de otros. Tres claves: reflexión, acompañamiento y encuentro para estar con otros que lo necesitan.
Eso supone momentos para la oración, para las entrevistas, las convivencias y el voluntariado… En nuestros colegios todo ello está asegurado y se invierten todos los recursos posibles.
La educación no es un servicio de ‘fast food’ sino que es ‘cocina a fuego lento’. ¿Cómo ‘cocinamos’ en nuestros colegios, es decir, cuál es el estilo educativo SS.CC.?
Lo esencial es ese clima de familia, que se percibe desde el mismo momento que franqueas la puerta de cualquiera de nuestros colegios.
El hecho indiscutible de abrirnos a cualquier realidad, alumnos y familias de todo tipo, que con nosotros se sienten entendidos y atendidos.
Proponer el evangelio desde ese amor de Dios, en el que es imposible que nadie se sienta excluido. Pastoral de acompañamiento y encuentro.
El desgaste de los tutores y del resto del personal por estar al lado de los alumnos en su crecimiento.
Dotar a nuestros alumnos de las herramientas necesarias para el mundo que les espera y que entiendan que deben ser instrumentos de transformación. Involucrar a los padres en la tarea educativa. Abrirnos al entorno, con el fin de mejorarlo. Nuestro Proyecto Educativo tiene el reto de conseguir un perfil de alumno ss.cc., ser SS.CC.
El Papa Francisco vincula siempre la educación con el encuentro. ¿Cuál es el punto de encuentro de cualquier tipo de escuela de inspiración cristiana, especialmente de nuestros colegios?
Francisco nos recuerda que, más allá de los límites, la escuela es la mejor manera posible de acercarnos a los niños y a los jóvenes. En nuestros colegios los alumnos permanecen durante quince o dieciséis años fundamentales en su desarrollo como personas. No podemos desaprovechar ese tiempo de privilegio para que descubran a Dios y lo anuncien, de ahí la importancia de la formación, el oratorio (visita al Santísimo) desde los tres años, talleres de oración, convivencias locales y conjuntas, catequesis, acompañamiento espiritual, conocimiento de la Congregación, voluntariados. Como ya he señalado, no se trata de plantear actividades, se trata de generar los espacios adecuados en cada edad para el encuentro.
De la misma manera, se ofrece a las familias y al personal, dando lugar a una plataforma en marcha.
¿Hay alguna relación con otros centros educativos de la Congregación fuera de la Península Ibérica?
Hemos tenido una relación estrecha con nuestros colegios de Chile, de Colombia y desde el curso pasado con los centros del Congo.
La relación con otros colegios y con otras obras de la Congregación es fundamental, enriquece y nos hace ser partícipes de algo más grande, en donde nos vemos reflejados.
En un artículo sobre la educación al estilo SS.CC., Alberto Toutin lanza esta sugerencia: ¿No sería interesante que todo alumno de nuestros colegios recibiese desde el primer día un libro con los evangelios y que lo acompañe durante toda su vida escolar?
Me parece una propuesta para incluir desde ya. En la reflexión en nuestros equipos de pastoral hemos añadido la posibilidad de ir construyendo un cuaderno de vida (desde el momento en que puedan escribir, por breve que sea) que les permita reflejar su itinerario en cada momento de su formación.
En este tiempo que llevas como coordinadora de Educación, ¿de qué te sientes más satisfecha?
De todo lo que he podido aprender de los que me precedieron.
Del trabajo en red entre los seis centros, ya que nos hace crecer a un ritmo similar y que seis se sientan uno.
El equipo que compone la comisión de Educación, generando un espacio de reflexión desde puntos de vista diversos y buscando la mejora continua.
El equipo de coordinadores provinciales que apoya mi tarea en pastoral, innovación, formación, gestión y administración.
El estilo de nuestro personal, reflejado en el perfil del profesor SS.CC.
Pero, sin ninguna duda, la mayor satisfacción la siento cuando entro en cualquiera de los colegios y encuentro a un tipo de niño/a, joven, tan similar: cercanos, sensibles, comprometidos, espirituales… tan mi familia. Y esa clara esperanza de que, en donde haya uno de ellos, el amor se hará presente.