Desde Roma nos llega este vídeo ‘Los mártires de Picpus en cuatro escenas’. En él, el Superior General, Alberto Toutin ss.cc., nos cuenta en cuatro escenas el contexto de nuestro hermano Ladislas Radigue ss.cc. y compañeros mártires.
Las cuatro escenas:
1. El libro de Benoît Perdereau “Los mártires de Picpus” (1872) y el cuadro de Antoine Knibiehly con Damián. Los mártires son miembros de nuestra familia como aparece en el INFO de la época (1872) que leyó San Damián: “Leído el día de mi fiesta, 26 de septiembre de 1872”. Cuando Damián lee este INFO, lee la historia de uno de sus formadores en el noviciado: Ladislas Radigue.
2. La cruz de los mártires (que estaba en Picpus y que fue mutilada en la barba, la nariz y el pie izquierdo por los comunes que invaden la comunidad de Picpus). Discernimiento pastoral Los hermanos y hermanas perciben que hay un profundo malestar social y hay rumores de que invadan la comunidad. Hermanos y hermanas tienen que tomar la decisión de quedarse o marchar a otras casas fuera de París. Algunas hermanas jóvenes se van a comunidades fuera de París y se queda un pequeño grupo con la Superiora General, Benjamine Le Blais. El P. Radigue, prior de la comunidad, decide que los que deseen pueden partir. Los hermanos acuerdan finalmente permanecer en Picpus: “¿Nos puede suceder algo a nosotros, pequeña congregación que está fuera de la ciudad? Prefiero que se nos acuse de haber sido imprudentes más que cobardes”. Escribía Radigue al Superior General, Marcellin Bousquet. Se quedan para no dejar solos ni a los hermanos mayores y enfermos y ni a las comunidades sin ministros.
3. El mantequillero y el breviario en la Capilla. Polycarpe Tuffier solo pide que le traigan su breviario a la cárcel, porque pronto será la fiesta de la Trinidad y Pentecostés: “No puedo prescindir de él”. Su alimento espiritual es el breviario. ¿Qué libro pediríamos para estar en la cárcel? Pequeño mantequillero en el que se recogieron las hostias de la capilla de Picpus. El párroco de san Eloy, M. Denis, que se encontraba escondido en Picpus, llevaba en él la comunión a los hermanos mayores y enfermos. En la cárcel no hay posibilidad de celebrar la eucaristía. Entonces una laica logra hacer entrar envases de mermelada, dentro de los cuales hay sobres con hostias consagradas, pocos días antes de ser conducidos al patíbulo. Tras haber comulgado el padre Planchat: “Estoy aquí acompañado con un grupo de eclesiástico y monseñor a la cabeza. Somos definitivamente rehenes, buenos para ser fusilados de un momento a otro. Nos pudimos confesar y nuestro sacrificio está hecho. No estoy triste. Oren por mí y por todos los que viven en la prisión de Mazas”.
4. Los zapatos de Ladislas Radigue (con un pequeño refuerzo en el calzado derecho por dolores al talón). Antes de dejar la prisión de la Roquette se llama a los prisioneros que iban a ser fusilados. Un empleado de la cárcel, M. Beausset, dice: «Los prisioneros están en dos filas. Tras contarles, los sacerdotes salen de la prisión y el último en salir es Ladislas Radigue: «Avanza miserable» le dice el comandante apuntando con su revolver bajo la nariz de Radigue. Y él se aleja cojeando al lugar de martirio. Frézal Tardieu, unos siete años antes de su martirio, escribe una oración en la que pide poder cumplir su profesión religiosa con la gracia del Martirio.