Evangelio Joven, Jóvenes SS.CC., PJV

Comentario al Evangelio Joven del domingo 12 de mayo de 2024, Ascensión del Señor, ciclo B

Autor: Silvio Bueno ss.cc.

En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo: «ld al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y se bautice se salvará; el que se resista a creer será condenado. A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en m¡ nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos.»
Después de hablarles, el Señor Jesús subió al cielo y se sentó a la derecha de Dios. Ellos se fueron a pregonar el Evangelio por todas partes, y el Señor cooperaba confirmando la palabra con las señales que los acompañaban.

Marcos 16, 15-20

Victoria

El significado de la resurrección de Jesús guarda muchos aspectos distintos que durante el tiempo pascual vamos desentrañando en las lecturas y celebraciones: que Cristo vive, que inaugura la resurrección de los muertos, que nos da su vida en el Espíritu… En la fiesta de la ascensión celebramos un aspecto de VICTORIA. Con la narración de la subida de Cristo a los cielos, a la derecha del Padre, se nos presenta una escenografía de entronización de un rey o heredero de rey que aparecía ante su pueblo en lo alto y a la derecha del antecesor. La “aclamación con vitores y trompetas”, la ascensión a “las alturas” nos recuerda el carácter de victoria del elegido. Así Cristo aparece como el que vuelve a su lugar evidente de origen (Dios Padre) y lo hace como rey del mundo, como soberano de todas las dimensiones de las personas y del universo.

Pero no olvidamos como fue su entronización: parecía un iluso pero fue derivando a ser visto como un loco. Parecía alguien cercanísimo a Dios pero fue considerado un blasfemo y muerto como maldito de la divinidad. Parecía especial conocedor de la Escritura pero se le acusó de usarla en su provecho. Fue escupido, amenazado, insultado, golpeado, desangrado y abandonado…. Y así fue hecho rey. Y así abrió el mundo, cerrado en sus expectativas, a la salvación y la libertad del Espíritu. Así nos salvó.

Es difícil creer en la práctica que Cristo es el vencedor. Sobre todo cuando en nuestra vida particular tener menos no es signo de riqueza en Dios. Que te ridiculicen o te marginen, no te hace aparecer como vencedor en Cristo. Ante la posibilidad de perder dinero o influencia por el Reino, no te crees que apostar por difundirlo en pobreza es lo mejor. Ante el miedo, la inseguridad, la irrelevancia… no nos parece que Cristo crucificado sea realmente tu Salvador victorioso sino un tontaina, idealista, poco calculador y nada sociable. El poder que te da la resurrección nos parece una idiotez ante las evidencias del mundo. Nos parece que a la hora de la verdad, a la hora de tomar decisiones las personas e instituciones, fiarse del sangriento y pringoso Jesucristo realmente es una insensatez… una tontería cuando menos idealista y realmente de descerebrados.

Por eso la fiesta de la Ascensión que se celebra en la tierra con los ángeles del cielo me hace la pregunta de si realmente creo en Dios. Si realmente estoy dispuesto a vivir y morir por Dios y su amor. No se trata de aceptar la existencia de Dios, o de que algo habrá , sino realmente si creo que Dios, su pobreza, su amor es mi salvación contra todo mal. En realidad esta fiesta te pregunta ¿en qué crees tú? ¿Crees en Jesús?

La respuesta a esta pregunta no es solo calculo sino fe. LA ascensión se celebra a los cuarenta días de la resurrección. Cuarenta es el tiempo de la esperanza de vida en la biblia y otras civilizaciones. La esperanza de vida sin Dios. Que es la esperanza de muerte. Tuvimos cuarenta días en la cuaresma como símbolo de toda una vida tratando de subir a Jerusalén con Cristo. Tras la resurrección tenemos cuarenta días para comprender los misterios de la resurrección. Pero el fin de esos cuarenta días que es la ascensión te abre a los cincuenta días que es Pentecostés, la irrupción del Espíritu. Tus esfuerzos de la “cuarentena” más el regalo del Espíritu Santo -que es Dios mismo- para que te fíes, confíes y te arriesgues.  Creer que la pobreza te lleva a la victoria; creer que la entrega y el despojamiento te hace rey… eso necesita fe. Mi fe en Dios pero también la fe del Rey que confía en ti y espera que no malogres tu vida. Por eso nos dará su vida, su Espíritu.

Jesús ha vencido, Él ha ganado… ¿te vienes a celebrarlo? ¿Lo crees? ¿O morirás cuando pasen tus cuarenta días?