El sexto mes envió Dios al ángel Gabriel a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen prometida a un hombre llamado José, de la familia de David; la virgen se llamaba María. Entró el ángel a donde estaba ella y le dijo: —Alégrate, favorecida, el Señor está contigo. Al oírlo, ella se turbó y discurría qué clase de saludo era aquél. El ángel le dijo: —No temas, María, que gozas del favor de Dios. Mira, concebirás y darás a luz un hijo, a quien llamarás Jesús. Será grande, llevará el título de Hijo del Altísimo; el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, para que reine sobre la Casa de Jacob por siempre y su reinado no tenga fin. María respondió al ángel: —¿Cómo sucederá eso si no convivo con un varón? El ángel le respondió: —El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te hará sombra; por eso, el consagrado que nazca llevará el título de Hijo de Dios. Mira, también tu pariente Isabel ha concebido en su vejez, y la que se consideraba estéril está ya de seis meses. Pues nada es imposible para Dios. Respondió María: —Aquí tienes a la esclava del Señor: que se cumpla en mí tu palabra. El ángel la dejó y se fue.
Lucas 1, 26-38
Visitar y ser visitados
Este domingo es Nochebuena y, seguramente, iremos de visita o vendrán a visitarnos ¿verdad?
Me decía una chica joven que su madre había entrado en modo “Navidad ON” y ya estaba ordenando y preparando su casa porque se llenará de gente y habrá fiesta grande.
Cuando te toca visitar a otra casa… con frecuencia uno va con una sensación de “¡uff, qué trabajo se han dado, nos han preparado todo! y poco a poco te vas sintiendo a gusto, en casa, hasta que la alegría y el agradecimiento van haciendo mella en el corazón… Y descubres lo que hay de nuevo este año en la casa, y caes en la cuenta de que eres un poco más mayor. Esto se nota en los niños que delatan mejor que nadie que los años van pasando.
Cuando te toca ser visitado en tu casa, la sensación es un poco más de agobio porque todo salga más o menos bien y la gente se sienta a gusto, por eso estás más pendiente de cada detalle…
Tal vez, hoy en día, dado el ritmo frenético de nuestras vidas, las visitas no tengan el espacio ni el tiempo adecuado que han podido tener en otras épocas y en otras culturas.
Actualmente, se fomenta más “quedar con” que “visitarse”. Quedar con alguien supone normalmente ir fuera, salir de los ámbitos propios y verse en lugares comunes. Resulta más cómodo y menos comprometido. La visita permite ver y ser vistos, pero este “ser vistos” significa ser vistos en tu ambiente, en tu lugar, en lo que vives y en lo que haces..
En esta Navidad, que esta misma noche comenzaremos a disfrutar, podremos vivir los dos momentos “seremos visitados por Jesús” que pedirá que le hagamos hueco en la posada de nuestras vida… Y quizás, también, saldremos a visitarlo como los pastores y los reyes.
¿Qué sientes sabiendo que mañana Jesús mismo vendrá a tu vida? ¿Cómo te sientes sabiendo que irás a un lugar donde te encontrarás con Jesús?
Feliz Navidad